El beso del canguro
Cuando escribo acabo de leer El beso del canguro. Vida de Lázaro y de sus fortunas y adversidades, novela de Eugenia Rico.
Lo de esta novela tiene su historia. Me la regaló Fernando para que la leyera y le diera mi opinión porque al principio a él no le gustó, pero después sí; y mucho. Pero que lo de “novela picaresca” siguiendo la estela del Lazarillo no lo veía claro. Y que además, que escritores de prestigio que él pensaba y piensa que no comprometen su nombre en empresas mediocres, tales como Julio Llamazares, Luis Mateo Díez y Luis Landero, habían hablado bien y sin tapujos de la misma, él quería que yo “me mojara” y me voy a mojar.
La novela es la historia del personaje protagonista, una historia que responde a lo que con rigor y exactitud se dice en la contraportada: La historia de un pícaro moderno que con hambre de amor y ternura y sin prácticamente oficio estable sufre la esclavitud sexual de un hombre y se derrama, unas veces por personal placer en muchas mujeres, pero otras sin goce alguno y porque no tenía otras alternativas. Colegialas, prostitutas, mujeres maduras, políticos corruptos, maltratadores como su padre, la cárcel, la cocaína, el hachís y el submundo; pero también el mundo y el apoyo de un rico sin escrúpulos que le ayuda en momentos clave son los episodios destacables del relato. Destacables y el nudo o razón de ser de la novela.
El protagonista viaja, cambia de lugar, cambia de amo, cambia de oficio, cambia de cuerpos: de hombre y de mujeres distintas.
El padre del protagonista era un hombre que bebía, que daba palizas a su madre, que terminó matándola.
El protagonista es el hombre itinerante por lugares, por vidas que le salen al camino y por oficios.
El protagonista es filósofo a su manera (filósofo de la vida) y un pícaro moderno. Es la versión que Eugenia Rico nos deja para que conozcamos un pícaro del siglo XXI. Es la actualización del Lazarillo de Tormes. Es de nuevo la historia y las reflexiones que aparecen en el Lazarillo y que precisamente por eso Eugenia Rico las coloca al comienzo de su novela: “… consideren los que heredaron nobles estados cuán poco se les debe, pues fortuna fue con ellos parcial, y cuánto más hicieron los que, siéndoles contraria, con fuerza y maña remando salieron a buen puerto”.
Bien. Si lo dicho hasta aquí sobre la relación con la picaresca no les convence, echen un vistazo a lo que “intencionadamente” dice su autora en el final de la página 155 y comienzos de la 156: “fue dando tumbos de amo en amo, de maricón a mujer mayor, de cama en cama y de cuerpo en cuerpo para no llegar a ninguna parte”. Y esto que dice es lo que está y constituye la esencia de la picaresca.
Y echen también un vistazo al final de la p. 198: “Uno no cambia de suerte por cambiar de país. Ahora he dejado los negocios sucios…”. Y es que El Buscón de Quevedo termina así: “Determiné (…) de pasarme a las Indias (…) por ver si mudando mundo y tierras, mejoraría mi suerte. Y fueme peor (…) pues nunca mejora de estado quien muda solamente de lugar, y no de vida y costumbres”.
A mí me parece que está claro lo de la novela de Eugenia Rico. Léanla. Merece mucho la pena. Lean y vean lo complicado que es el mundo y cómo la filosofía (las filosofías) de vida son muy distintas según las circunstancias de cada uno.
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