Tienes la cabeza muy dura.
Mis padres eran maestros, buenos maestros. Se preocupaban por amueblar culturalmente las cabezas y por educar a sus alumnos y cuando tenían que llamar la atención a alguno lo hacían de forma natural y directa sin tules y sin miedo a que se estropeara el merengue ni a que el niño se frustrara para toda […]
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