Nueva edición del Quijote.
Estamos en 2016, año del cuarto centenario de la muerte de Cervantes y numerosos organismos públicos, algunos privados y puede que alguna universidad van a organizar celebraciones y homenajes. Unos lo hacen por imagen, otros por auténtico amor a la obra de Cervantes y los últimos por vergüenza torera. (Lo normal en estos casos; o, si lo prefieren, lo habitual). Pero lo que es insólito, o a mí me lo parece, por el derroche de ilusión y por cómo se gestó y apareció, es la publicación de un Quijote que acaba de ver la luz en Tarragona.
Se trata de un volumen de 28 * 24 centímetros, encuadernado en rústica y que abarca 390 páginas. En la portada figura el autor, Miguel de Cervantes Saavedra, el título del libro, El ingeniosos hidalgo don Quijote de la Mancha y un exlibris en el que aparece la figura de don Quijote como despegando de la tierra y subiendo a las estrellas del firmamento. En la contraportada figuran los responsables de la edición, “Contratalla” y la Associació catalana d´Exlibristes”, pero en la última página del libro se explican más y mejor las circunstancias del mismo: Hay un exlibris de Antoni Pons en el que aparece don Quijote en su caballo y Sancho en su rucio, y a continuación: “Esta edición de don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra con ilustraciones de Mariano Casas Hierro se ha llevado a cabo con motivo de celebrarse en Tarragona el Forum Internacional de Exlibristas del Quijote en abril de 2016, año del cuatrocientos aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra.” Lo distintivo, lo original y la grandeza de esta edición (grandeza si se me permite) es que contiene ciento cuarenta (140) exlibris, todos ellos obra de Mariano Casas que, me consta, que estuvo pensándolos y dibujándolos durante cerca de cuatro años. Y sepan que Mariano Casas Hierro, de profesión, es aparejador, pero tiene tal interés por la cultura que abrió y lleva una galería de arte, y es el Presidente de la Asociación de Exlibristas de Cataluña.
No quería equivocarme si dijera que esta edición del Quijote va a terminar siendo objeto de deseo de coleccionistas de Quijotes y es que lo singular de la misma son los 140 exlibris que contiene. Todo un lujo.
Y una vanidad: A mí me hizo un exlibris, el que va en el capítulo XLI, el de la aventura de Clavileño, en la segunda parte del Quijote. Es un exlibris en el que don Quijote y Sancho aparecen a lomos del caballo de madera, de Clavileño. Estoy contento. Y más contento, si cabe, porque mi exlibris figura en un capítulo en el que la sorna y la burla de Sancho se hace patente y es que, si me atreviera, hoy hay tantas cosas que mueven a sorna y a burla y es tan necesario hacer mofa de ellas que me encanta que Mariano Casas, probablemente sin quererlo expresamente, me haya autorizado, con su exlibris, a hacerlo. No sé si me atreveré, pero…