Patria
Patria es por ahora la última novela de Fernando Aramburu. A mí, el volumen de cuentos titulado Los peces de la amargura me pareció extraordinario y fundamental para cualquiera que no quiera vivir anestesiado o adormecido y de hecho fue merecedor del XI Premio Vargas Llosa NH, del IV Premio Dulce Chacón y del Premio Real Academia Española 2008. Patria, en factura de novela, es en realidad una reelaboración de algunos (no sé si de todos) los cuentos de Los peces de la amargura. Nace, por lo tanto, Patria con un marchamo y pronóstico de éxito. Y lo está teniendo. Pero hay algunos asuntos menores en el libro que no los entiendo como el que en la faja que lleva el volumen de la misma la mayor parte no aporte crítica alguna ni criterio razonado y orientativo y solo la opinión de Fernando Hernández aporte algo al lector: “Si La Cabaña del tío Tom dio un impulso definitivo al abolicionismo… si Un día en la vida de Iván Denísovich hizo cobrar conciencia sobre lo ocurrido en la URSS… Patria merece un destino semejante: sacudir nuestras conciencias.” Y el otro asunto que no entiendo demasiado es el del título de la novela porque comparto la opinión de Pérez Reverte (XLSemanal, 15 de enero de 2017) donde dijo que “a poco que dures, la vida le acaba quitando la letra mayúscula a las palabras que en otro tiempo escribías con ella: Honor, Dios, Patria… Al final, en cuanto escribes o pronuncias se acaba imponiendo la minúscula como inicial. Es inevitable y el proceso se llama lucidez.” No sé, por lo tanto, a qué viene título tan pretencioso; o a mí me lo parece. Pero, bueno, tal vez todo esto sean minucias o disquisiciones quisquillosas o absurdas. Lean la novela y decidan. Lo que sí queda claro es que es una novela bien escrita, una novela que capta el ser, el sentir, los avatares y la vida en ebullición del escenario en el que transcurre y que dice lo que dice con un lenguaje rico y elegante y que conjuga el dominio del vocabulario culto con el popular. Una novela documento, tanto que las autoridades académicas podrían o deberían recomendarla como Manual de historia de lo acontecido en Vascongadas y digo Manual de historia porque la historia que se va a enseñar a las próximas generaciones va a ser una historia con toda seguridad adulterada, pero si se estudiara la historia leyendo esta novela otro gallo nos cantaría y otro sería el conocimiento de lo acontecido.
Cerca ya del final hay un diálogo entre dos hermanos. Uno visita al otro encarcelado por asesinato y le dice:
“-Si te apetece, me puedes pegar un tiro. Por menos os cargáis a otros en nombre de un pueblo al que nunca habéis consultado.”
Y añade:
“-Bien, dejémoslo. Ya veo que no nos vamos a entender.”
Tal vez podría haber terminado aquí la novela porque el final a mí me parece algo rosa, algo de “fueron felices”, algo no muy acorde con lo narrado hasta entonces.
José María Fernández