Calila y Dimna.
José María Merino, novelista, poeta y académico de la lengua, ya hace unos meses, preparó y publicó la primera versión completa al español actual del Calila e Dimna. Lo hizo a partir de la traducción que en su día promovió Alfonso X el Sabio, ya hace casi ochocientos años. Hablamos, por lo tanto, de un acontecimiento cultural de enorme interés porque se trata de un libro importante a través de la historia de la literatura universal para quienes tienen inquietudes literarias y para quienes están atentos al acontecer humano y a la historia de las narraciones de sus avatares y formas de concebir la vida.
Además de la versión al español moderno, José María Merino preparó y nos ofrece un prólogo ejemplar y perfecto en cuanto a la forma y al contenido, un prólogo que será sin duda el mejor estudio de la obra, la mejor explicación de la misma. A mí me interesó, desde luego la lectura de Calila y Dimna por la frescura y modernidad que encierra, pero creo que porque ya entré predispuesto favorablemente gracias a la lectura previa y minuciosa que hice del prólogo.
Dice Merino, por ejemplo, que “los microrrelatos o minicuentos (del Calila) están en la cultura escrita muchísimo antes de lo que ahora llamamos cuento literario, mostrando sorprendentemente frescura narrativa y eficacia dramática.” Es decir, que nuestros cuentistas modernos serían deudores de entre otras y especialmente del Calila y Dimna.
Dice Merino, por ejemplo, que “si las relaciones entre reyes y sus peculiares consultores pudiesen parecer propias de un tiempo muy remoto, que (sin embargo) ninguna de las actitudes y pasiones que se presentan en el conjunto del libro –la ambición de poder, el fingimiento, la deslealtad, la traición, la ira destructora, la adulación, la hipocresía, la falsedad, la corrupción, pero también el espíritu solidario y la amistad verdadera…- ha desaparecido del mundo.” Es decir, que principalmente nuestros dirigentes políticos, particularmente los que se rodean de consultores, asesores y más asesores (probablemente porque se pagan con cargo al erario público) deberían leer con atención la versión moderna del Calila porque ya encontrarían muchos casos, asuntos y formas de comportarse resueltos y porque así serían más cultos y menos despilfarradores.
Y dice Merino, y las pondera en el prólogo, las muchas virtudes literarias de la obra.
¿Se animan a leer la edición del Calila y Dimna de Merino?
José María Fernández