Hilvanando asuntos sobre el idioma, 2.
La serie ordenada de las letras utilizadas en una lengua para representar gráficamente sus diferentes sonidos se denomina alfabeto o abecedario y concretamente en el caso del español el alfabeto o abecedario está formado por veintisiete letras, las veintisiete siguientes:
Minúsculas: a, b, c, d, e, f, g, h, i, j, k, l, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z.
Mayúsculas: A, B, C, D, E, F, G, H, I, J, K, L, M, N, Ñ, O, P, Q, R, S, T, U, V, W, X, Y, Z.
Estas letras reciben, respectivamente, los siguientes nombres: a, be (En América: be alta, be larga, be grande), ce, de, e, efe, ge, hache, i, jota, ka, ele, eme, ene, eñe, o, pe, cu, erre, ese, te, u, uve (En América: ve, ve baja, ve corta, ve chica o chiquita, ve pequeña), uve doble (En América: ve doble, doble ve, doble uve), equis, i griega (o ye, que es la forma recomendada por la Academia), zeta.
A lo largo de los siglos y con la disculpa de hacer una ortografía más fonética o de simplificar y suprimir letras que no se pronuncian o que corresponden a más de un sonido ha habido quienes han emprendido cruzadas en este sentido, una de las más recientes y sonadas es la que protagonizó Gabriel García Márquez en el I Congreso Internacional de la Lengua Española, celebrado en Zacatecas en 1997. El ilustre novelista quería, entre otras, jubilar la h porque no representa sonido alguno y porque era una dificultad más para quienes aprenden el español. No triunfó su propuesta, pero armó ruido y si hubiera tenido éxito habría que haber modificado al alfabeto de nuestro idioma. Y es que, creo yo, el mantenimiento de la h y de otras letras por razones etimológicas indica en quienes las utilizan bien una elegancia, un buen gusto y una cultura. Los experimentos con gaseosa.
Y unos consejos prácticos:
Si quiere referirse a lo relativo o perteneciente a la dinastía Abu-l-Abbás, quien destronó a los califas omeyas de Damasco y trasladó la corte a Bagdad en el siglo VIII, diga o escriba abasí o abasida, no abbasí, abbasida ni abásida.
Y si quiere hablar o escribir correctamente utilice las palabras abducción, abducir y abductor, no aducción, aducir y aductor que son palabras distintas. Y en el primer caso estaría hablando, probablemente, de un supuesto secuestro de seres humanos por criaturas extraterrestres frente a la acción de aducir, presentar o alegar pruebas. Cosas muy distintas. Que no se deben confundir.
José María Fernández