Hilvanando asuntos sobre el idioma, 5.
Uso de la mayúscula inicial sin depender de la puntuación:
Van con mayúscula los nombres propios de personas, animales o cosas: Simplicio, Rocinante, Tizona.
Los nombres propios de divinidades y personajes de la mitología: Dios, Venus.
Los apellidos: Rodríguez. Pero si un apellido empieza por preposición o por preposición y artículo la preposición se escribe con minúscula si al apellido precede el nombre y si no es así va en mayúscula: Fernando de la Iglesia, señor De la Iglesia. Y si el apellido empieza por artículo sin preposición se escribe con mayúscula: Arturo Las Heras, señor Las Heras.
Se escriben con mayúsculas los apellidos que designan en plural familias y dinastías y los que se refieren a la obra de un autor: los Austrias, un Goya. E igual tratamiento tienen los apodos y los nombres que designan por antonomasia: Simón Bolívar, el Libertador, el Caudillo, el Bautista. Y las advocaciones de la Virgen y de las festividades correspondientes: la Virgen de Guadalupe, el Rocío.
Llevan mayúscula los nombres propios de continentes, países, regiones, ciudades, mares, ríos, lagos montañas, cordilleras, etc. El artículo que precede a algunos de estos nombres va en minúscula excepto cuando forma parte del nombre geográfico oficial: Madrid, el Mediterráneo, La Rioja.
Se usa la mayúscula en los nombres de entidades geopolíticas, en las designaciones estilísticas de algunos lugares, en los nombres de calles, plazas y otros espacios urbanos y en los nombres de planetas, satélites, estrellas, constelaciones y galaxias: Occidente, el Nuevo Mundo, glorieta de Cuatro Caminos, Vía Láctea. Pero el caso del Sol y la Luna solo van con mayúscula cuando designan específicamente los astros y el de la Tierra solo cuando designa al planeta en contextos astronómicos: hoy hace mucho sol, la tierra de mis antepasados.
Los nombres del Zodiaco suelen ir con mayúscula pero se exceptúan los casos en los que se aplican a personas: Géminis, Carlos es libra.
Se escriben con mayúscula los nombres particulares de organismos, establecimientos públicos, partidos políticos y nombres de instituciones: Senado, Museo del Prado, el Estado, la Universidad. Igual tratamiento reciben los nombres de libros sagrados como la Biblia, Libro de Job.
Creo que sería interesante, para no volver a cometer errores en los casos dichos, ponerse uno mismo algunos ejercicios, realizarlos y familiarizarse con su uso correcto. Que no es tan fácil como parece.
José María Fernández