Manifiesto por los derechos lingüísticos
Fui, con unos amigos, a la librería Santos Ochoa de Logroño y mientras yo me emocionaba porque había encontrado un libro que me hacía ilusión uno de los amigos encontró otro, el de Santos Juliá que se titula Nosotros los abajo firmantes. Una historia de España a través de manifiestos y protestas (1896-2013) y como comprobamos que en la página 601 aparecía el Manifiesto por la defensa de la igualdad de derechos lingüísticos en Cataluña, publicado inicialmente el 25 de enero de 1981 y promovido y firmado a su salida por 20 personas entre las que estaba yo mismo, también lo compramos.
Los redactores de dicho Manifiesto fueron Santiago Trancón y Federico Jiménez Losantos. Lo impulsamos y asumimos inicialmente con nuestra firma, como he dicho, 20 personas y una vez publicado recibimos adhesiones y firmas de otras 2.400 personas más.
El Manifiesto no dice nada extraordinario, o sí. No llama tarado o mal nacido a nadie. Llama la atención sobre el hecho de que en Cataluña se estuviera postergando el idioma español, el común de todos los españoles, hasta el punto de que, ya entonces en los documentos oficiales de la Generalidad y en la enseñanza solo se usase el catalán. Es esto lo que explicábamos en el Manifiesto, pero como en los regímenes totalitarios solo cabe una voz a nosotros se nos pretendió silenciar y aniquilar. Los poderes públicos oficiales, oficiosos y los turiferarios del Régimen catalán escribieron centenares de diatribas contra los firmantes y contra el Manifiesto. Dos de estas se recogen en el libro de Santos Juliá, la titulada Declaració en defensa de la llengua, la cultura i la nació y la que lleva el título de El català, la llengua propia de Catalunya. Quienes quieran saber con pormenores lo que decíamos unos u otros que acudan al libro de Santos Juliá y quienes lo hagan será porque tienen interés en saber y documentarse por sí mismos y no por intermediarios que casi siempre deforman la historia y confunden a los lectores según sus interesas ideológicos y hasta inconfesables.
En este contexto mediten (si quieren hacerlo) acerca de por qué a uno de los firmantes del Manifiesto lo secuestraron, lo ataron a un árbol en un descampado y le dispararon un tiro en la rodilla. Mediten si quieren, pero esos son los hechos.
El libro, por otra parte, contiene manifiestos, pronunciamientos y escritos sobre los más variopintos asuntos. Algunos me parecen banales, otros descabellados y los hay interesantes, pero todos en conjunto proporcionan al lector una idea cabal de cuáles han sido las preocupaciones, las quejas y las protestas de los españoles durante el período de referencia. El libro sirve, por lo tanto para tomar el pulso del país y para decidir acerca del cacumen y la cultura de los que allí escriben.
Lee. Lee el libro con espíritu crítico, que es la única forma de leer algo, y te sorprenderás de ver de qué colegas estás rodeado. Y lo de colegas tal vez sea mucho conceder.