Un mendrugo de pan y un queso.
Por más que se empeñen algunos hablantes no es lo mismo “un mendrugo de pan y un queso” que “un mendrugo de pan o un queso”. Si yo tuviera hambre preferiría, sin duda alguna, “un mendrugo de pan y un queso. Y, aunque planteado así, parece clara la diferencia, en la práctica yo leo casi todos los días a numerosos escribientes de periódicos y no menos numerosos hablantes de las televisiones que cuando tienen la intención de decir que quieren “un mendrugo de pan y un queso” dicen “un mendrugo de pan o un queso” ¿Por qué? Tal vez, misterio insondable o desconocimiento del idioma. Y, tal vez, si siguieran todos los días uno de los temas de SmartTexts sobre perfeccionamiento del español otro gallo les cantaría.
El asunto que subyace es el desconocimiento por parte de estos hablantes/ escribientes del uso de las conjunciones que como dice Rafael Seco en su Manual de gramática española sirven para enlazar oraciones enteras o para enlazar también, dentro de la oración, elementos que desempeñan un oficio sintáctico equivalente. Pero el desconocimiento se acentúa concretamente en el caso de las conjunciones copulativas: y (e), ni, (que dan idea de suma o acumulación) frente a las disyuntivas: o (u), ya… ya, bien… bien, ora… ora, (que dan idea de opción).
De hecho yo me llevo las manos a la cabeza cuando oigo a algunos de los de la pluma o de los del habla en medios de difusión de masas cuando quieren decir: “Los cuatro llevaban corbata: Cecilio, Nepomuceno, Ladicio y Trinidad”, pero dicen: “Los cuatro llevaban corbata: Cecilio, Nepomuceno, Ladicio o Trinidad”, o cuando quieren decir: “Disparaban a troche y moche y caían mujeres, niños y ancianos”, pero dicen: “Disparaban a troche y moche y caían mujeres, niños o ancianos”. Un drama.
Como se está viendo; y de ahí el título, un mendrugo de pan no es un queso y no siéndolo quedan unidos por la conjunción copulativa y, lo cual no significa que esa suma sea una acumulación. Se me ocurre, por lo tanto, pensar que los políticos de turno, cuando diseñaron las autonomías en España no se dieron cuenta de que, al poner a una el nombre de Castilla y León, acometían una suma de dos cosas distintas de las que el tiempo tendría que decir si iban bien así o si terminarían como el rosario de la aurora.
Bueno, lo cierto es que, según dice Samuel Gili y Gaya en el Curso superior de sintaxis española “las conjunciones copulativas expresan relación de simple suma” y que las disyuntivas expresan “que una de las oraciones excluye a las demás del período” y como ejemplo aporta el de “escúchame o vete a la calle; uno u otro tendrá que asistir a la ceremonia”.
Ahora que ya he dicho lo esencial de las conjunciones y de su uso quiero dar un resquicio, no de justificación, pero sí de posible explicación acerca del porqué de su uso equivocado y es que, como también dice Gili y Gaya en el libro citado, “en algunos casos llega a desaparecer toda significación disyuntiva y a convertirse en distributiva , o en mera conjunción copulativa equivalente a la conjunción y”; por ejemplo: “Aquí o en mi patria estoy siempre a sus órdenes; como o bebe lo que quieras”.
Queda explicado.
José María Fernández
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