Cuentos de Leonardo Padura.
He terminado de leer la colección de cuentos de Leonardo Padura publicados por TusQuets y sin tregua de tiempo me pongo a decir algo porque todos me han parecido extraordinarios, particularmente “Los límites del amor” y “El destino: Milano-Venezia (vía Verona)”. El que menos me gustó fue el primero, “La puerta de Alcalá”, pero eso es particular juicio o tal vez que como era el primero todavía no había empezado a repetirme en mi interior lo de “buenísimo, buenísimo, buenísimo”, pero incluso de éste tomé una cita, p. 42: “Lo jodido es que la vida de uno es un proyecto irrepetible y, si estás equivocado, nunca vas a tener tiempo de arreglar lo que ya pasó”, lo que traducido a una dimensión colectiva significa que si algún gobernante (y hay algunos) oprime y arruina a los ciudadanos éstos ya nunca tendrán la oportunidad de resarcirse y de llevar una vida digna. Miserias humanas.
Aparentemente Padura no dice nada, pero el lector inteligente y atento descubre ideas, estilos de vida, sistemas políticos que matan al hombre y formas de pensar que dan mucho juego e información:
-El comunismo en Cuba es una mierda, o fue.
-La emigración a Miami una aventura de mucho riesgo.
-Italia, por ende Europa, un lugar difícil para que un extranjero encuentre trabajo.
-En “Nochebuena con nieve” aparece el racismo en toda su crueldad.
Y así. Y no sigo por aquí.
Algunos cuentos refieren las historias de algunos soldados que están en Angola y que regresan o ansían regresar a Cuba, otros de gentes sin norte claro que buscan desesperadamente un afecto o un consuelo en el alcohol o en la droga. El titulado “Según pasan los años” podría ser un buen ejemplo. Dice: “Hay días que siento envidia de las compañeras mías que se han casado y tienen hijos, pero hay días que siento lástima `por ellas: han perdido la libertad por el resto de sus días. Ya no son ellas, sino la mamá del niño y la mujer del marido… Cada vez soporto a menos gente, pues voy teniendo esa carga que se llama experiencia… Una mujer experimentada. Únicamente porque van pasando los años y me voy llenando de cicatrices. Y hay cicatrices que ya no se borran, Elías. Los recuerdos pueden ser una desgracia… Me cago en…,”
No sé si bastantes o varios cuentos rezuman amistad, amor, erotismo; mucho erotismo: “Ella parecía hervir, pero se mostraba dúctil, dispuesta a los caprichos del amante recién inaugurado y Miguel se había sentido potente y eficaz en el manejo del cuerpo breve y bien estructurado de la muchacha, mientras disfrutaba por todos sus poros el contacto con una piel joven y cálida…”
En fin, cuentos bien escritos y con finales lúcidos y sorprendentes como deben tener los cuentos, los buenos cuentos.