La ruta (viaje) de don Quijote.
Julio Llamazares, en el 2016, año en el que se celebró el cuatrocientos aniversario de la muerte de Cervantes, publicó un libro que se titula El viaje de don Quijote en el que cuentan sus andanzas siguiendo la ruta de don Quijote, la que se deduce que siguió el caballero protagonista de la novela de Cervantes. La idea, punto de partida e hilo conductor del libro no es en absoluto original. A Llamazares, al parecer, le llamaron de El País para que repitiera y rememorara el viaje de don Quijote con el mismo esquema y de la misma manera que a Azorín le habían pedido del periódico El Imparcial para conmemorar el trescientos aniversario de la publicación de la primera parte del Quijote, año 1905. Es más, Julio Llamazares, en su Viaje de don Quijote, se apoya constantemente en el libro de Azorín.
En La ruta de don Quijote, Azorín demostró sensibilidad e ingenio para presentar y rememorar en el siglo XX el espíritu de don Quijote, el de los lugares por los que transitó y el de los personajes que frecuentó. Y, si a esto añadimos que del libro de Azorín hay en Cátedra una magnífica edición, por lo que se dice y cómo se dice en el pensado y sabio prólogo de José María Martínez Cachero, tenemos que concluir que este libro es una pieza fundamental para los estudiosos y amantes de Cervantes; y particularmente del Quijote.
Precisamente Martínez Cachero, interpretando y siguiendo la pauta trazada por Azorín, afirma que la idea por la que se guía el libro no fue otra que “salir de la especulación abstracta y establecer contacto directo con la realidad física y humana de una comarca inmortalizada literariamente”; pero también explicarnos o transmitirnos, mediante una depurada técnica impresionista que se apoya en una libre y significativa selección de pormenores, “la melancolía engendrada por el paso del tiempo y la experiencia de vida.
La ruta de don Quijote es, en suma, un libro distinto, original y lejos, muy lejos de las ediciones anotadas con minuciosidad, con más o menos aciertos y con más o menos gusto por los eruditos de y sobre El Quijote. Y es, repetimos, todo un acierto y punto de partida de la génesis y desarrollo del libro de Llamazares.