Lengua, corrección y comunicación.
(De José María Fernández)
Hoy me voy a ocupar de dos temas interrelacionados, o eso creo: La noticia publicada por ABC, 14 de febrero de 2015, de que “Los profesores andaluces enviarán SMS sin tildes para ahorrar” y una breve cita de un texto de Días de Nevada de Bernardo Atxaga en el que se cuenta la triste historia de un niño español, más concretamente de Vascongadas, al que su madre no podía acompañar a Madrid porque no sabía español.
La noticia de ABC: La Junta de Andalucía obliga “a los profesores de los centros públicos a escribir con faltas de ortografía para reducir los costes de mensajería cada vez que se dirigen a los padres de sus alumnos” porque, al parecer, el programa informático elimina las tildes incluso en el caso de que los profesores las hubieran utilizado.
El texto de la novela Días de nevada es este: “Mi tía no hablaba español, y no podía ir a Madrid a hacerle compañía a su hijo; (…) en cuanto a mi madre, aun teniendo estudios y siendo maestra, carecía de mundo y no habría sabido desenvolverse en una ciudad grande y entre psiquiatras.”
Quien se viste de forma desarrapada y sucia porque quiere hacerlo así es un zafio. Quien pudiendo utilizar el idioma con pulcritud no lo hace, aparte de inculto, es una persona que ha perdido el respeto por los demás, por su lengua, por los millones de hablantes de la misma y por toda la trayectoria histórica que le han legado sus antepasados. Y si alguien no utiliza la lengua con corrección porque las autoridades de las que depende no le dejan es que estas autoridades sobran, por no decir otra cosa.
Las lenguas sirven para comunicarnos y cuanto más ricas sean y más hablantes tengan más universales y cosmopolitas son sus hablantes, o lo que es lo mismo: menos paletos y provincianos. Entiendo que las lenguas locales haya que cuidarlas y protegerlas, pero lo mismo que se guarda y se conserva un arcón viejo porque perteneció y es herencia de padres y abuelos.
El español tiene 500 millones de hablantes en el mundo. El español tiene sino la primera literatura más rica del mundo, la segunda. Si en España alguien opta libremente por no hablarlo, ya hemos dicho lo que pensamos. Y si lo habla o lo escribe mal por imposición de algún gobernante, dicho gobernante se retrata.
Es suficiente, creo yo.
José María Fernández
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